2 de mayo de 2016

La conjura de los hombres de negro.

El cronómetro está en marcha y la actividad en la trastienda está siendo frenética. Hay letrados que tienen la Iberia Plus echando humo con tanto viaje Palma-Madrid-Palma. Son conscientes de que lo que se cuece en el Juzgado de Instrucción nº1 de la capital, es capital para lo que se está horneando ya en los tribunales de Baleares.

Pedro Horrach está quemando las últimas naves, menos cuidadoso ya con los pasos en falso, y se ha lanzado a los brazos de esta oportunidad que le ha brindado indirectamente el juez Pedraz. Es su última carta. Si la usa bien conseguiría un doble objetivo: cumplir el cometido de salvar a la Infanta (por devoción y/o por obligación) y despedazar a Virginia López-Negrete, a la que tiene ganas (jurídicamente hablando) desde hace tiempo.

A estas alturas de la película y con un mes de mayo dedicado a los testigos que quedan y peritos, cada vez son más quienes creen que la letrada de Manos Limpias no va a llegar a las conclusiones finales de junio y, por consiguiente, la Infanta tampoco. Falta un pulgar levantado de la Fiscalía Anticorrupción para que Horrach deje de sufrir "como un perro".

Así que los otros hombres de negro, los que lucen toga y, algunos, puñetas, han decidido conjurarse. Y comen, cenan, se ven a escondidas y entran por separado en la Escuela Pública de Aministración Balear, como dos amantes que temen ser descubiertos.

El ultimátum de Torres a Manos Limpias

Las cartas arriba (no todas), las tiene Manuel González-Peeters, abogado de Diego Torres. Su próxima jugada es pedir a la Audiencia Provincial de Palma que requiera a Manos Limpias el acta por la que el sindicato se personó en el Caso Nóos. Acta falsificada, según ABC. De confirmarse esta información, dice Peeters, el sindicato "ha de ser expulsado de este asunto" y le da 24 horas de ultimátum:"de no rendir cuenta de la bondad del acta, en un plazo que se aprecia no ha de ser superior a las 24 horas (...) ha de ser expulsado de inmediato, con las consecuencias a ello inherentes". Es decir, librar a Ana María Tejeiro, la otra defendida de González Peeters, de los 19 años y medio que Manos Limpias pide para ella. Y de refilón, liberar a la Infanta.

La información no tiene credibilidad para la letrada del sindicato que, en una nota, hablaba de esta como "una maniobra más de tantas cuya finalidad no es otra que apartar a la acusación popular de este caso para salvar a la Infanta y, de rebote, a Urdangarin".
Y deja caer que lo más jugoso está por llegar. Ahora calla por secreto profesional "pero el día que se levante, que se hará, tendremos mucha tela que cortar". Lo que no silencia López-Negrete es que la conjura de los hombres de negro tiene dos claros objetivos: "que yo me vaya y la Infanta quede libre y que Urdangarin negocie una mínima condena con el fiscal". 

Esto último, cuentan en trastiendas y mentideros, ya ha pasado y varias veces. Sobre la mesa, una jugosa oferta, pero esa ya se la cuento otro día.


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