23 de abril de 2016

Diario Nóos: De malabarismos y otras artes

La decisión estaba cantada. A nadie, creo, ha sorprendido que el Tribunal haya rechazado la petición de expulsión de Manos Limpias del "juicio Nóos". La presidenta del mismo, Samantha Romero, argumentaba en jerga judicial su decisión basándose en que las investigaciones que lleva Pedraz en Madrid están aún en pañales, así que ella va a seguir haciéndose la sueca.
Más allá de eso, lo que me interesa es lo que pasa antes de esa decisión y después. La conclusión que saco de esta semana es que el balón se está moviendo casi más que nunca. Es como un tiki-taka insoportable. Ahora tuya, ahora mía, ahora tú encabezas el acoso a Manos Limpias, ahora yo; ahora rajo con los medios, ahora les pido protección a cambio. Pim pam, pim pam. Ni los testigos consiguen reclamar la atención porque el foco está en las cabezas de los letrados y en sus estrategias.

En la distancia esta semana, seguir el caso ha sido como plantarse ante un capítulo de "La ley y el orden". Ha habido de todo: un conflicto entre acusaciones, unos conjuros entre defensas, una actividad frenética de rastreo en redacciones y una trama secundaria, la de los testigos.

En el último capítulo hemos visto a un fiscal sobrepasado, al que Nóos ha pasado factura y agriado un poco el carácter explotando con la acusación popular que representa Manos Limpias. Acusación contra acusación en las dos direcciones porque ahora es Virginia López-Negrete la que se plantea la querella animada, dice, por algún compañero del caso. También dice que no le gustaría llegar a esos términos porque le tiene "mucho aprecio a Pedro". Pues menos mal.

Previously, en la bancada de defensas el abogado 'prota', González Peeters,  había encabezado la 'cruzada antiManosLimpias' con el apoyo de todos los letrados de los acusados, excepto del de la Infanta. Esto ya era significativo, que se escudasen en preferir una libertad con sentencia para la hermana del Rey, antes que por KO del rival (sobre todo cuando se han dedicado a tirar piedras durante estos dos últimos meses). Pues bien, en este último capítulo se descuelga de la protesta del abogado prota, el del socio del cliente del abogado 'prota': Mario Pascual Vives. Pausa para publicidad. Recapitulamos: el abogado de Torres quiere liquidar a Manos Limpias en esta causa, lo que echa una mano a la Infanta de modo directo, pero también a otra persona: Ana María Tejeiro (acusada únicamente por Fiscalía y Manos Limpias). No parece raro que el Fiscal Horrach levante la mano con la mujer de Torres. Sin el yugo de Manos Limpias, Peeters 'salvaría' al menos a uno de sus dos clientes. . Y Urdangarin que querría lo mismo para sí mismo y su esposa, se adhirió al principio, pero luego va Mario Pascual Vives, su letrado, y no protesta contra la decisión de Samantha Romero de mantener a la acusación popular donde está.  ¿Por qué? .Y, por otra parte, la Fiscalía, en un apoyo 'indirecto' a Peeters, pide incorporar a la causa la información que se desprenda de la investigación a Manos Limpias, ¿Qué traman?. Para el próximo capítulo creo que tendremos la respuesta.

Y luego están ellos, los testigos. Secundarios con miga. El Conde de Fontao, dejó caer sin piedad a Iñaki Urdangarin y desmintió la versión dada por la Infanta Cristina en la primera temporada. La Casa Real no estaba al tanto de las actividades de Nóos, como el matrimonio de acusados se esforzó en repetir. "Las actividades privadas de los miembros de la Familia Real no las llevaba nadie", dijo el asesor legal de Zarzuela, José Manuel Romero quien, por otra parte, quiso cubrir su espalda y la de la Institución "Nunca supe que había una actividad ilícita sino inadecuada para el marido de una Infanta de España".
También están los expresidentes de los clubes de fútbol, los hermanos Roig. El primero, Francisco, reconoció que pagó 145.000 euros al Instituto Nóos porque quería arrimar el ascua a su sardina con la celebración de los Valencia Summit "me interesó colocar los campos de golf con esa gente importante". Sí, golf, que no sólo de fútbol vive el hombre.
Su hermano, Fernando, del Villarreal CF, también pagó. En su caso 600.000 euros por un informe de unas decenas de páginas para conseguir un contrato de patrocinio que nunca llegó. Y se enfadaron los dos, claro. Algo así como "que me devuelvan mi dinero". pero con la boca chica. Mejor no meneallo.

Como chimpún, Francisco Roig se dirigió al Tribunal con un "que sea corto", como quien desea una hora, también corta, a una parturienta. Aquí, don Francisco, las complicaciones han empezado antes de la dilatación, no le digo más.

21 de abril de 2016

Diario Nóos: Este muerto está muy vivo

En Palma sigue el festival. A veces parece que han tocado ya los cabezas de cartel, que ahora solamente queda paja antes del gran cierre. Pues no. Camuflado en la actualidad política y corrupta del día se cuelan unos cuantos temazos imprescindibles para recordarnos que todo, lo más importante, está por decidir.

Lo de este miércoles han sido muchos fuegos artificiales y jugadas agazapadas tras el humo. Para variar ha sido el abogado de Torres, el incombustible, el imprevisible, el explosivo Manuel González Peeters, quien ha tomado la iniciativa. Quería dar el golpe un día en que, sabía, la sala de vistas tenía la atención de los medios con la presencia del Secretario de las Infantas. Ha pedido "plantear una cuestión referida a una expulsión de Manos Limpias" como parte en el juicio. Ni terminar la frase. La jueza Samantha Romero ha enseñado pronto la primera carta. A González Peeters no le pasa una. "Lo trataremos al final de la sesión", y punto.
El runrún estaba ahí, en las calles, pero sobre todo en las redacciones. Mientras la vida pasaba en la sala, con sus preguntas y sus respuestas, fuera se armaba la marimorena. No hay precedentes judiciales ante una petición de ese tipo, así que el abanico de posibles consecuencias se abría a medida que se consultaba con expertos. Uno de ellos me confesaba sorprendido "esto no es usual ni lógico" y me recordaba que es imposible que se expulse a Manos Limpias del 'juicio Infanta' sin que se disuelva antes la organización como tal o se declare ilegal.  
Hecha la petición, se levantaron las cartas. Las defensas presentes se adhieren a la iniciativa del abogado de Diego Torres a excepción de la de la Infanta. ¿Qué sentido tiene que se queden al margen cuando han intentado hasta la saciedad que se deslegitime a Manos Limpias como acusación antes y durante el juicio?. De cara a la galería y parafraseando a la magistrada Romero, porque estamos ante una "investigación embrionaria". De puertas adentro, se reservan hacerlo cuando desde Madrid se de la puntilla al pseudosindicato. Otros abanderan una lucha que ellos llevan haciendo, sobre todo en la sombra, desde hace meses y quedan con sus manos limpias ante aquellos que les acusarían de querer ventilarse a los únicos que quieren ver a la Infanta en el banquillo.
La juez, a la frase y media de alegación de González Peeters, saltó deseosa de resucitar al muerto y decir lo que, parecía, llevaba desde las nueve de la mañana queriendo soltar acerca de la 'Operación Nelson' y su relación con Nóos: "No tenemos una sentencia firme contra nadie y la presunción de inocencia lo es para todos", además de lanzar puyas como "parece más importante lo que pasa fuera de la sala y eso no se puede tolerar" o el toctoc a Madrid: "este Tribunal no ha sido informado de nada" respecto de "esta investigación embrionaria de la que no tienen conocimiento ni se le ha dado traslado". Ahí iba el toctoc a Madrid. Otro hachazo fue para empequeñecer la petición de Peeters "por acotar, usted postula la expulsión de una parte, en base a una investigación embrionaria (sí, otra vez) y un auto con indicios", a lo que Peeters contestó calmado pero rápido recordando "hay dos personas en prisión".


Pero si hay reacciones destacables, son las de la bancada de las acusaciones. El Fiscal Horrach pidió tiempo pero, ante todo, información. No sólo la referida al Caso Palma, al presunto intento de chantaje para exculpar a la Infanta, sino (y esto es lo que más me llama la atención por las consecuencias que pueda tener) aquella información que aporte el juzgado de Pedraz sobre las cuentas de Manos Limpias y su financiación. 
Por otro lado, la Agencia Tributaria. No se adhiere a la iniciativa de González Peeters, pero cuando la letrada Mercedes Ripoll intentó elaborar su argumento, la jueza se lanzó a su yugular y se enzarzaron en una discusión desigual, en la que la Samantha Romero acusó a la abogada del Estado de "falta de rigor". De ahí para arriba. 
Y por último, de la bancada acusatoria, había que escuchar a Virginia López-Negrete que en sala, sin embargo, ha defendido la legitimidad de Manos Limpias, ha recordado que no está imputada y que ella va a seguir porque puede. Fuera, por cierto, ha dejado caer la bombita. Piensa en la posibilidad de quejarse a los superiores del Fiscal Horrach porque este, dice, le llamó chantajista y extorsionadora. El incidente, que ocurrió el martes por la tarde durante un receso, ha querido ser aireado, entre otros, por la letrada que reclama ahora la empatía y apoyo del Fiscal Superior de Baleares, Bartomeu Barceló. El 'día D' ya imploraba casi el auxilio del Tribunal, ausente durante la trifulca. "¡Que salgan las magistradas!", pedía una ofendida López-Negrete. Esto último no funcionó, pero sí consiguió volver a dejar a Pedro Horrach 'a los pies de los caballos' ante la opinión pública que compra la tesis de que ha mutado de fiscal a abogado defensor.

Las magistradas dijeron que decidirían sobre ello. La respuesta probablemente la tengamos hoy pero, así las cosas, parece claro por dónde van a ir los tiros.


 García Revenga, el rechazado 

Y a todo esto, el secretario de las Infantas en la sala de vistas declarando que en la Casa de Su Majestad el Rey, también se cuecen habas.  Hasta el punto de que "le puenteaban". Alberto Aza, sin ir más lejos, Jefe entonces de la Casa.
García Revenga ha empezado plano, pero ha dejado algunas subidas de montaña interesantes. Como que no se reportaba a la Casa Real de los movimientos del Instituto Nóos, como en su momento aseguraron Iñaki Urdangarin y Diego Torres. A preguntas de Mario Pascual Vives, que antes, viendo por dónde iban los tiros (tal vez sorprendido), había pedido un receso "para poner en orden mis ideas", García Revenga, como mucho, solamente llegó a reconocer que Urdangarin "algún comentario haría" a la Casa Real sobre sus actividades empresariales.
¿Qué hacía? pues, entre otras cosas, recopilar datos para hacer la declaración de la Renta de la Infanta Cristina (que luego enviaba a Federico Rubio). No la de Urdangarin, con quien sí hizo este proceso en el primer año del matrimonio. La de Urdangarin la remitiría, directamente, "su asesor fiscal", es decir Miguel Tejeiro.
El testimonio de García Revenga ha sido el de alguien leal a sus Infantas, pero que no ha querido en su declaración casarse con nadie. En su momento ya hizo todos los favores que le pidieron sin un mal gesto, como el de convertirse en Secretario del Instituto Nóos para evitar "que se pusiese" a la Infanta Cristina en un puesto relevante.
Revenga, el secretario fiel al que han pagado desde Casa Real con la más absoluta de las indiferencias.



19 de abril de 2016

Diario Nóos: Donde dije digo, digo Nelson.

Si este caso y este juicio tienen un color, es uno muy turbio. El marrón oscuro casi mierda. De esa que no sale ni con arielita. Ni frotando antes. Y como todo en esta vida, la mierda sale a flote. Más tarde que temprano, aunque demasiado pronto para la acusación popular de Manos Limpias. Porque sí, Manos Limpias está personada en esta causa, mal que le pese a Virginia López-Negrete, la aguerrida letrada que ahora reniega de su cliente como los tres portazos evangélicos de Pedro. 
López-Negrete lo niega todo pero lo cierto es que cada día que pasa desde el viernes maldito (o bendito, según se mire) sus tacones suenan cada vez más lejanos. Ya no hay conversaciones distendidas al lado de la máquina de café, ni ganas de conexiones en directo por doquier. La letrada prefiere refugiarse en su burbuja y, en todo caso, los platós-territorios amigos. Eso sí, no hay que negarle que a su llegada a la EPAB atienda a la prensa, aunque ya haya preguntas que no le hagan tanta gracia y le salga la vena del norte. Fría y cortante. 

Los testigos de hoy eran lo de menos (con todos los respetos) y miren que mañana se presenta interesante el día con Carlos García Revenga, secretario de las Infantas, sentado frente al tribunal. Se espera que respalde a Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin y deje caer algún rejonazo sobre la Casa Real que le ha dado la espalda y que le sacrificó desde el minuto uno. 
De todo eso hablaremos mañana, pero hoy lo que se cuece está en otro sitio. Está en un bufete de abogados con solera en Barcelona, está sobre la mesa en la Audiencia Nacional del juez Pedraz, en Madrid. Está entre rejas, en Soto del Real y, por encima de todos, está en el lugar donde se asienta la inquietud de Virginia López-Negrete. A ratos en el banco de la esquina, en la tercera fila de las acusaciones; a ratos en un apartamento frente al paseo marítimo de Palma. Apartamento prestado, como ella en el juicio ahora.

Todo el mundo le pregunta y ella juega al despiste. Tal vez porque no lo ha decidido siquiera, o tal vez forma parte de una estrategia ya pensada y asesorada. El caso es que, hoy día, a la Infanta no le quita nadie del banquillo salvo que ocurran dos cosas: que se disuelva Manos Limpias por orden judicial (poco probable) o que Virginia López-Negrete (o el letrado que la sustituyese, si eso ocurriera) decidan retirar la acusación. Aquí está la clave:  en qué demonios tiene pensado hacer Virginia López-Negrete. 

La letrada se debate entre su deseo-ego-obsesión desde hace cuatro años y la supervivencia. En el primer escenario, tendría que aguantar hasta el final. Cierto es que apenas faltan dos meses de juicio, pero es consciente de que las presiones, ahora más que nunca, van a ser insoportables. Si hay algo reprochable hacia su persona y si la 'operación Nelson' le salpica de alguna manera, pueden estar seguros de que va a salir de aquí a junio. Tanto eso como los rumores acerca de que ha quitado la imputación a Miguel Tejeiro a cambio de dinero. En un comunicado, por supuesto, descartó esta última maniobra que justificó en base a su "estrategia procesal", anunció medidas legales contra aquellos que apuntaran en esa dirección y se cuidó mucho de definir su actuación antes, ahora y en el futuro como "impecable, legal y profesional hasta el final".
Pero ¿qué final?. El otro escenario posible, el de la renuncia a la acusación, no parece tan improbable y prueba de ello es que la letrada deja abierta una rendija de esa puerta a algunos periodistas que, sabe, no van a guardar el off the record. En este segundo escenario, Virginia López-Negrete perdería el caso de su vida a cambio de su vida, de salvar los muebles. De no menear la mierda que huele peligrosamente próxima. Quedaría como una mártir que renuncia en pro de un sindicato que ha jugado con ella y con los españoles, con la justicia. Ganaría ella y ganaría la Infanta. Su defensa tendría lo que quiere, a su cliente fuera de sentencia. Y aquí paz y después, gloria.

En estos días en los que una se pone a rastrear hemeroteca como loca, se encuentran joyas y malas bromas del destino. Como ese artículo de hace dos años y medio en el que Virginia López-Negrete posa para la foto con un Miguel Bernad que muestra sus manos, dice, limpias. En la foto ella tiene una sonrisa forzada, de sí pero no. El artículo de El Mundo, para regocijo del amante de las casualidades, lleva la firma de Javier Castro Villacañas. El mismo Javier Castro que, a la postre, sería el director de Comunicación de Manos Limpias, ahora en libertad pero después de haber sido detenido en esta 'operación Nelson'. 


Foto tomada por J.Castro Villacañas en enero 2014


El Destino vence al más fuerte. Suena 'O Fortuna' mientras escribo esta entrada. Casualidades.





16 de abril de 2016

Diario Nóos: La traca valenciana también era esto

Y Valladolid se coló en el mapa valenciano. Las agallas, los tacones, las californianas y la eterna sonrisa llegaban poquito antes de las nueve a Son Rossinyol. Como siempre, con el tiempo justo pero suficiente para atender a la prensa. Lo peor, pensó, había pasado el día anterior y ella ya está acostumbrada a "las campañas de desprestigio". Su nombre, aunque no el de Manos Limpias, había conseguido mantener el problema a cierta distancia. Con suerte, el Francisco Camps al que estamos hechos le haría el favor de desplazar definitivamente la peste.
Pero lo que no sabía Virginia López Negrete era que después de su desayuno con vistas al mar, todo iba a ir cuesta abajo. Miguel Bernad, su cliente, el mandamás y alma mater de Manos Limpias, las pasaba canutas porque unos agentes de la UDEF le pintaban en la cara la duda de la extorsión. Lo que no sabía Negrete, aún a esa hora, era que la defensa de la Infanta -a través del explosivo Pau Molins-le iba a arrojar a la cara todas las miguitas de pan que durante el juicio oral habían ido dejando por el camino: que la extorsión no se queda en Madrid, sino que se hizo carne en Palma. Molins, que ayer parecía el escogido para estrellarse en pro del infantismo, soltó la bomba y proclamó a los cuatro vientos que Manos Limpias le propuso pagar "una cantidad desorbitada de dinero", a cambio de retirar la acusación sobre Cristina de Borbón. Una vez activado el aspersor de mierda, los pasillos del juzgado improvisado (la EPAB) durante los recesos parecían un sketch de Benny Hill. Periodistas para arriba y para abajo, abogados quemando el móvil, conversaciones de esquina. "¿Y Virginia? ¿dónde está Virginia?". La letrada se hacía fuerte dentro de la sala, sin querer salir a pesar de los compromisos que tenía con algunos periodistas. Consciente de la gravedad del asunto y de que su castillito, construído a base de tesón durante los años de instrucción y durante este juicio oral, cincelado gracias al juez Castro y los medios de comunicación se podía venir abajo. Que, ahora, desmarcarse de Manos Limpias se antojaba bien complicado, que su presa iba a conseguir salirse del punto de mira. Que la Infanta Cristina podría dejar vacío el banquillo de acusados, no gracias a la Fiscalía, a Hacienda ni a su (a veces torpe) defensa, sino por un gol en propia puerta. Y, como pollo sin cabeza, buscaba consejo (de algún periodista/amigo, incluso) e intentaba el imposible: la empatía de un tribunal que ya ha demostrado sobradamente que si algo le caracteriza, de momento, es su distancia, frialdad e imparcialidad. 
A tres minutos del fin del receso algunos pudimos sacar en claro algunas cosas: que si hubo intento de extorsión a la Infanta Cristina no se puso en conocimiento de la Fiscalía balear, lo que deja la historia en el tejado de la Audiencia Nacional. Que lo de que 'lo que haga tu mano izquierda, no lo sepa la derecha' se ejecuta a la perfección en el equipo de defensa de la Infanta y que, desde ya, López Negrete no depende de sí misma. 
Al final de la jornada, la letrada tiró del 'dientes, dientes' (sabe que no hay nada peor que mostrarle debilidad al enemigo) y quiso advertir de que ella va a "llegar hasta el final" en este juicio y que no va a "permitir que la Infanta se vaya de rositas". Pero sabe que está vendida. Aunque no lo diga, aunque aún se permita el lujo de brindar en su balcón frente al mar. 

A todo esto, mientras, a algún lugar de Ginebra llegó un ramo de flores inesperado. Habrá que recordarle a su dueña que, cortadas, duran más bien poco. 

Mientras tanto, Camps

Qué pena, porque mira que da juego este hombre. De no haber sido por Manos Limpias, lo de Francisco Camps ayer era un caramelo periodístico. El expresident de la Generalitat se puso el traje de luces y toreó. 
La fiscal Ana Lamas estuvo soberbia, sin dejarse arrinconar por el político (lo será siempre), dejando en evidencia que aunque iba de testigo (y obligado, por tanto, a decir la verdad), su relato era poco creíble. En resumen, que no sabía en calidad de qué acudía Iñaki Urdangarin a Valencia. Por no conocer, aseguró no tener nada que ver con las ediciones Valencia Summit, y eso que el dinero de sus valencianos se fueron en tres ediciones del mismo y que él mismo participó en dos de ellas. "Ya, claro", apostillaba Lamas.
Camps se refería al Caso Nóos constantemente como "el lío este". Subestimando los más de tres millones de euros que ese lío se perdieron por el camino. Obviando que un buen puñado de subalternos están en el banquillo por ese lío. No le preocupaba a Camps los contratos firmados con el Instituto Nóos, del que no escuchó hablar, porque su comunidad era entonces lo más. "Todo lo que pasaba en Valencia entonces tenía una gran repercusión", porque ustedes no lo saben y yo tampoco pero el centro del universo estaba allí. Sin exagerar, oiga. Tanto es así, que el hecho de que el duque de Palma (entonces), yerno del Rey de España (entonces), medallista olímpico y miembro del COE, era uno más: "Personalidades como la del Señor Urdangarin recibía a centenares".  De nada ha servido que la trama valenciana del caso, en bloque, haya intentado defender que los proyectos de Nóos se consideraron poco menos que vitales para la proyección de turismo y deporte en la Comunidad Valenciana.
A Francisco Camps, sin embargo, sí le interesaba destacar algo. Los Juegos Europeos. Bueno, los 'no Juegos Europeos', que nunca se celebraron. ¿Cómo es posible que ese evento SÍ lo recordara el expresident? ¿por qué tanta importancia?. No fue por la carta que el presidente del COE le envió y se empeñó en leer. Fue porque le venía bien para tirar el dardo a otro expresidente, Alberto Ruiz-Gallardón. Para el valenciano, los Juegos Europeos no se celebraron no por culpa de los dos millones de euros en facturas injustificables de Nóos. No. No se celebraron porque Madrid no quiso, porque Gallardón se empeñó en intentar en tres ocasiones sin éxito la sede olímpica "y nadie dice nada". Y ellos, como buenos hermanos, les dejaron "por patriotismo, por españolidad". 
Dos orejas, rabo y vuelta al ruedo.


14 de abril de 2016

Diario Nóos: órdago a grande

Había que tener la misma cara que valor en la época de derroche valenciano, tanto para pedir como para no dar. Y ambas cosas tuvieron sus consecuencias. Este miércoles declaraba la ex subsecretaria de Presidencia del Consell, Isabel Villalonga, y dejaba claro, con su "voz fuerte" y de fumadora empedernida, que gasta un buen par de agallas. Su actuación se enmarca en los fallidos Juegos Europeos. Uno de los proyectos que Urdangarin y Torres querían llevar a cabo en la Comunidad Valenciana, para los que estaba previsto una partida de 6 millones de euros. Un filón. El chollo se frustra porque aquí, en contra de lo que había ocurrido con los Valencia Summit, los socios se toparon con tres mujeres que dijeron tararí a las facturas que el Instituto Nóos quería colar. Esas facturas, que llegaron por mensajería en unas cajas, casi todas de golpe, "no tenían soporte documental". Vamos, que no había por donde cogerlas. Si pretendían cobrar casi 400.000 euros por un estudio de disciplinas deportivas y honorarios de especialistas, no aportaban ni documentación del estudio en cuestión ni tampoco soporte alguno de los asistentes (como en el caso de las 24 facturas que quiso colar una de las marcas de Nóos, Shiriaimasu). Y así una tras otra, hasta el punto que de tres millones de euros en facturas, Villalonga le dio boleto a casi medio centenar, de tal modo que únicamente se les abonó 382.203 euros. 'Únicamente' es un decir, no olvidemos que fue un proyecto frustrado.
Villalonga sabía que el cumplimiento de su trabajo y su rechazo a las facturas que no tenían ni pies ni cabeza, iba a acarrear consecuencias y por eso se cubrió la espalda. "No es muy normal rechazar dos millones de euros. Como sabía que me iban a preguntar me hice un guión" apuntando las justificaciones del rechazo a las facturas: "es que dirían 'o esta se ha vuelto loca' o me cortan la cabeza". Y así fue. Su superior, el entonces vicepresidente  Víctor Campos levantó el teléfono rojo "me preguntó qué problema había con la facturación del Instituto Nóos, yo le conté y él me dijo 'pues vale'". Dieron en hueso.

Rambla y su fascinación por el duque

El exvicepresidente de la Generalitat llegó enfundado en los impecables trajes azules que tanto se llevan en el bloque valenciano del Caso Nóos. Vicente Rambla se reunió en dos ocasiones con Urdangarin y Torres. La primera, el 30 noviembre de 2007, en un hotel de Castellón. Ahí, el vicepresidente de una comunidad autónoma sufrió la fascinación que produce el entorno Real en algunos. Rambla no recordaba muchas cosas de la conversación (a pesar de que tenía que ver con su puesto y la región a la que representaba), pero sí muy vívidamente llamó la atención fue "que el Señor Urdangarin llegó conduciendo el coche" y él pensaba que tendría chófer. "Tenía sentido que se hablara de los Juegos Europeos", pero eso no lo recuerda. Sí sabe que si esa reunión existió, no fue por su iniciativa. Sí lo fue, pero del Ayuntamiento de Valencia, concertar un segundo encuentro. En esta ocasión, unos meses más tarde, en la famosa comida en la que también estuvo la exalcaldesa, Rita Barberá. En esta comida se trataron "diferentes temas" pero "lo más notable de la comida fue la presencia de un miembro de la Casa Real" de quien pensaba, incluso, "que era miembro del COI".
Siguiendo estas premisas, cualquiera podría llegar a la conclusión de que el "Señor Urdangarin" acudía a esas reuniones con el aura de la realeza a cuestas y que ese era el motivo de que las puertas y las ventanas de los organismos valencianos se abrieran de par en par. Pues no. Vicente Rambla no podía salirse del guión marcado y así, a pesar de que todos sus argumentos delataban lo contrario, aseveró que el exduque "venía como consultor", no como miembro de la Casa Real.
Y como las mentiras tiene las mentiras muy cortas, un chimpún de Rambla explicando por qué nadie se preguntó en calidad de qué estaba allí Urdangarin. No hacía falta "Era un miembro de la Familia Real. No necesitaban apelativos". Y punto.





13 de abril de 2016

Diario Nóos. La sombra de Rita

No está en su mejor momento. Hace tiempo, tal vez, Barberá se habría parado ante los periodistas, habrá tirado de requiebro, de voz grave, cazallera y de pronunciación ininteligible. De ese punto espontáneo que hoy ni siquiera el fiscal Pedro Horrach ha podido negarle. Pero Rita ya no es ni la sombra de lo que un día fue.
La exalcaldesa ha llegado arrastrando marca, abrigo, bolso y pañuelo (¿de Hermès?). Torpe, lenta, cansada. Sola.
No se esperaban sorpresas en la sala de vistas (la orquesta valenciana ha ensayado el pasodoble y lo está ejecutando a la perfección), pero sí unas palabrillas 'made in Rita' ante los micrófonos. Un caloret faller, un qué se yo. Cero. No está el horno para bollos.
Barberá ha vuelto a declarar lo que en su día le dijo al juez José Castro. Tal vez eso revisaba en la sala reservada a los testigos, su declaración punto por punto. O a lo mejor le echaba un vistazo a los otros asuntos Taulescos que tiene en ciernes, vaya usted a saber.
Ya en la sala Barberá ha comenzado irreconocible. Nerviosa, apurada, toqueteando el bolso, ahora abierto, ahora cerrado. Ha pedido agua. Ni con un largo trago ha conseguido vocalizar en condiciones. Su primera frase ha sido un retrato: Grau y ella han roto. Del todo. Antes amigos, colegas, compañeros. Ahora no "por razones que no vienen al caso". Y para escenificar la ruptura, una piedra en el tejado del más vulnerable, del acusado Alfonso Grau en quien Barberá descarga las responsabilidades de contratación del Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin con el consistorio valenciano.
A pesar de que despachaba con el vicealcalde frecuentemente, Rita Barberá ha vendido su moto de desconocimiento total de las condiciones y precio, por ejemplo, de los Juegos Europeos. Básicamente que ella "nunca he dado una sola instrucción, una sola orden, una recomendación o una firma" para contratar  con Nóos, pero sí ha querido remarcar que la sociedad del exduque y el socio se vendía como un Instituto sin ánimo de lucro capitaneada por un hombre, Urdangarin, con prestigio deportivo y fuertes vínculos con entidades deportivas. Pero a pesar de ese interés en que se tratara de una sociedad de ese tipo, sorprende todavía más que no tuvieran en cuenta si, a la postre, esos ánimos resultaron o no de lucro: "no era mi misión" , sentenció Rita Barberá.
Tampoco habló con el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, de estas actividades "positivas" para Valencia presentadas por Iñaki Urdangarin y Diego Torres, o al menos "no formalmente". 

Las reuniones con Urdangarin y Torres

Rita Barberá ha perdido la memoria. No reconoce cartas firmadas ni mails pidiendo un cable para Nóos "entraban a centenares todos los días", pero sí afirma que se reunió en su despacho con Iñaki Urdangarin y Diego Torres. Lo hizo, no motu proprio, sino porque se lo pidió alguien tan respetable como el ya fallecido Juan Alfonso Samaranch.  Tomó la palabra el exduque quien "habló de hacer unas jornadas en Valencia, pero tampoco concretó nada. Eran ideas y había que estructurarlo". 
No sería la única reunión. Hubo una comida en el Restaurante Albacar en la que el entrante fueron los Juegos Europeos. A esta comida Rita fue convocada y acudió por compromiso, "por cortesía" como alcaldesa de Valencia que era.
Pero no hubo reunión en Zarzuela, no con Torres y Urdangarin en la misma ecuación. De eso sí se acuerda Barberá que se desentendió de Nóos, de la Fundación Valencia Convention Bureau y de CACSA en lo relativo al Instituto, a pesar de que Grau le llevara los papeles al mismísimo despacho. Eso no era de su competencia y ha llovido tanto desde entonces que no puede o no quiere recordar "es mucho tiempo y mucha vida", lamentó Rita.
Y se marchó. No salió del edificio hasta que se aseguró de que el taxi le esperaba ya en la puerta. No es nueva. Su colgante, un trébol de cuatro hojas, brillaba revelando el oro bueno del que está formado bajo el sol de Palma.Invocando a la buena suerte, Barberá de momento ha conseguido ver los toros desde la barrera. Por ahora, tiene al más poderoso de la cuadrilla siguiendo la faena en el callejón. De Nóos se ha librado, pero habrá que ver si tanto pitufeo no termina por llevar a la otrora socarrona y vivaracha alcaldesa al desolladero.


Con la tecnología de Blogger.
© ASTERISCO*
Maira Gall