4 de marzo de 2016

Diario Nóos. Bola para Iñaki.

El fin de semana largo le ha cundido al exduque. Está claro que le han dado un cursillo acelerado de aplomo en el estrado. Ya desde el miércoles no hablaba en voz baja, más bien al contrario, en ocasiones ha llegado a alzar la voz (sin estridencias, no nos volvamos locos) cuando se ha sentido arrinconado y no ha hecho uso de las ya famosas gafas amarillas.
Los nervios iban por dentro, se notaba en su boca seca, pastosa, y en el gesto. Labios apretados y ceño fruncido.
Su discurso también ha estado ensayado. Ha tirado, normal, del desconocimiento ("no sé", "de esos temas nunca me he ocupado") y del mantra que el maestro Torres entonó la semana pasada: la responsabilidad es de Miguel Tejeiro, el ausente presente.
Pero ni con esas ha conseguido evitar entrar en contradicción. El primero en sacar a relucir la hemeroteca en sede judicial ha sido el fiscal Pedro Horrach. Más de una veintena de contradicciones entre lo que el cuñado del Rey ha intentado justificar más extensamente y lo que, en su momento, aseguró en sus dos declaraciones al juez José Castro durante la instrucción. No sólo no concuerda lo que cuenta ahora Urdangarin sobre proyectos como el Valencia Summit, el patrocinio del equipo ciclista o los Juegos Europeos, es que tampoco lo hace su justificación sobre quién decidió que los trabajadores de Nóos estuviesen en todas y en ninguna de las sociedades (ahora, Miguel Tejeiro.Antaño, Diego Torres) o con quién se reunió o dejó de reunir. Resulta que, aunque al juez cordobés le aseguró que había estado en la sede de la Generalitat con Francisco Camps, ahora Urdangarin afirma tajantemente que nunca se encontró con el expresident.
Tampoco coincide lo concerniente a Rita Barberá. Ante Castro, fue la que dio luz verde al proyecto de Valencia Summit. Ahora, el exduque apenas la menciona como la persona a la que él, altruistamente, le aconseja que entre en contacto con un abogado experto en materia deportiva como era Juan Pablo Molinero.
Pero, sin lugar a dudas, la mayor de las contradicciones es la que le ha restregado Horrach hoy en 'segunda ronda' a Urdangarin. Su segunda intervención judicial ante José Castro, el 23 de febrero de 2013, comenzó con una declaración leída, dictada (o eso interpretamos todos) por Casa Real. Textualmente dijo que "la Casa de su Majestad el Rey no opinó, asesoró, autorizó o avaló las actividades que yo he desarrollado en el Instituto Nóos". ¿Cómo cuadra eso con sus palabras en esta ocasión? "Nunca recibimos ningún reproche", "el día a día se reportaba a Carlos García Revenga" y esporádicamente "temas más jurídicos a Don José Manuel Romero (conde de Fontao)" o el, aún más claro, "yo no daba un paso en mi vida sin que lo supiese Carlos García Revenga?".
La cuesta, a partir de ahí, ha sido más llevadera. González Peeters ha sido una balsa, como Pau Molins, defensor de la Infanta, que ha tirado de interrogatorio para que el exduque asumiera gestiones económicas (y por tanto exculpase a su esposa) de Aizoon. Ensayado interrogatorio este último, con unas últimas indicaciones que el letrado de Dña. Cristina de Borbón, le daba in situ, minutos antes de que tuviera lugar la sesión.

La soledad de Manos Limpias
Virginia López Negrete preguntó a Iñaki Urdangarin, pero realmente, le interesaba sacar a relucir el nombre de su esposa en particular, y los máximos posibles de Casa Real en general. Después de un aluvión de facturas y tickets de lo más variopinto, la letrada de Manos Limpias consiguió destapar más colorín para la prensa, que declaraciones del exduque. Aún así, este interrogatorio deja momentos estelares y manifestaciones de Urdangarin que no tienen precio. A saber, que él "custodiaba" la tarjeta VISA de su esposa, que esta no sólo no la tenía físicamente, sino que ni siquiera conocía la clave para operar con ella. Que, aunque figuraba a nombre de Doña Cristina Federica de Borbón y Grecia, la VISA de una infanta de España la podía usar tanto un escolta como una secretaria (Julita Cuquerella).
Pero el momento clave ha llegado con un mail. Dirigido a Juan Carlos I, entonces Rey de España. Su yerno le informa del proyecto que, dentro de Nóos, tiene entre manos: el ambicioso Valencia Summit. Le informa y le pide ayuda para que, con sus contactos, pudiera conseguir que "el Señor" le facilitara asistentes o colaboradores para la cumbre. El documento tenía una marca de NO ADMITIDO cubriendo todo el folio que habría visto hasta el más despistado pero, misteriosamente, las juezas (a pesar de que el secretario judicial se lo mostró en el instante), dejan pasar unos eternos minutos hasta que, justo cuando Manos Limpias formula la pregunta "¿tenía conocimiento Don Juan Carlos de sus actividades dentro del Instituto Nóos"?, y cuando Urdangarin ya iba lanzado a contestar que le había informado de este proyecto, la magistrada Samantha Romero, y ante las protestas de Pau Molins (curiosamente no de Mario Pascual Vives, abogado de Urdangarin), deciden interrumpir la sesión por unos minutos.
La cara de Virginia López Negrete se descompuso, los acusados se revolvían en sus asientos y nadie sabía qué pensar. La letrada de Manos Limpias se jugaba una "mala fe procesal", pero, en un nueva muestra de mano izquierda con ella, el Tribunal quiso entender que por la complejidad del caso y los problemas de numeración de los folios, se trató de un error y lo dejó pasar. López Negrete aflojó mandíbula, pero se vino abajo. Ni siquiera terminó el interrogatorio que tenía preparado, dejándose un par de preguntas en el tintero.
No fue la primera vez que, en la jornada de hoy, Manos Limpias ha sido reprendida y advertida por el tribunal. También con Salvador Trinxet y con la Infanta Cristina que, como ya adelanté, no iba a contestar a la única parte que la sentaba en el banquillo de los acusados.
Y entre advertencia y regañina, López Negrete se iba haciendo más pequeña y se quedaba más sola. El resto de letrados charlaba animadamente los unos con los otros en cada receso, la mayoría de las defensas manifestaron públicamente a la jueza, de hecho, su solidaridad con las protestas del letrado de la Infanta. Entre los acusados reinaba la empatía con los exduques ante lo que consideraron, una humillación innecesaria (tanto ticket personal y mail privado exhibido). Y ella, Negrete, apenas podía consumir los minutos concentrada en su portátil y en el móvil, en silencio. Consciente de las presiones, como siempre, pero superada por las mismas, como nunca. Buscó el titular, pero no pensó que sería este.

Próximos pasos de Urdangarin

Urdangarin terminó este calvario. ¿Contento?. No, a pesar del guiño y la sonrisa que le dedicó a su esposa al finiquitar su declaración. "Más que contento, aliviado", me confiesa su entorno.
Su defensa tiene ahora dos batallas importantes por delante: convenir con Hacienda que no hubo delito fiscal sino infracción administrativa. Si es así, estaría dispuesto a subsanarlo (reparación del daño). Así lo adelantó ayer el propio Urdangarin en su declaración, lo que no significa que admita defraudación.
Siguiente objetivo: demostrar que hubo quien usó el nombre de Iñaki Urdangarin para fines oscuros.
Hasta diecisiete documentos mostró Mario Pascual Vives para dejar constancia de ellos. "¿Es su firma?, "no", respondió uno a uno el exduque. ¿Quién falsificó (presuntamente) la firma de Iñaki Urdangarin y con qué fin?. La respuesta a la primera pregunta está detrás de BAF, el bufete de asesoría fiscal Medina Tejeiro. ¿Por qué? tal vez pueda responder a ello el aludidísimo Miguel Tejeiro en su turno de declaración como testigo el próximo 9 de marzo. La cosa promete.

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