10 de marzo de 2016

Diario Nóos. Los Tejeiro golpean dos veces

Si yo les digo que el día comenzaba con la declaración de unos extrabajadores de Nóos, después del subidón informativo de la semana pasada, ustedes habrían lanzado un resoplo. Bajón. Pues no. Así, de primeras, quienes precedían a Miguel Tejeiro, 'el señalado', no tenían pinta de complicarle las cosas a la Infanta. Más bien a su marido y a Diego Torres, pero eso tampoco era ninguna sorpresa.
Luis Tejeiro, otro de la estirpe, declaraba por videoconferencia. Personaje peculiar este contable. Llevaba las cuentas de las sociedades a través de la gestoría. Más allá de describir que tanto Diego Torres como Iñaki Urdangarin "buscaban trabajadores ficticios para la amortización libre" (vamos, meter a gente en plantilla para obtener beneficios fiscales, y luego repartírselo entre las sociedades que crearon), no esperábamos nada nuevo. Nos equivocamos. Luis Tejeiro soltó por esa boquita y, en contra de lo declarado por el tándem duque-profesor, quienes instruían sobre cuentas eran estos y no al revés. A ellos se les ocurría el tipo de contratación y cómo pagar a los empleados (o no pagarles, si es que estos eran 'fantasmas'). "Cada uno ya venía aprendido", sentenció.
Luis Tejeiro llegó a afirmar que su cuñado, Diego Torres, "en su afán de controlarlo todo" llevaba la revisión de las cuentas "en una hoja excel" sin que se le escapase detalle, "hasta el céntimo". Por controlar, controlaba hasta los impuestos y las cuentas de Aizoon, según L. Tejeiro.
Torres, fuera de sala, me reconoció que supervisaba los números porque su cuñado y compañía "lo hacían todo mal". Lo de esta familia es un circo en el que vuelan los cuchillos. "La familia política no se elige", me dice apesadumbrado Torres con un chocolate caliente en las manos. Minutos antes, su cuñado Luis había exculpado a su hermana, Ana María Tejeiro: "la pobre ni pincha ni corta. Y hace lo que hace, lo que aguanta".
Sin embargo, a pesar de lo que dice Torres, la gestoría Medina-Tejeiro siguió llevando las cuentas de lo que llamaban coloquialmente "Grupo Nóos". No hubo supervisión de Casa Real. Nadie, desde la gestoría externa, envió a Carlos García Revenga o a Federico Rubio copias de las cuentas para que se revisaran. Ni hubo intención siquiera: "nunca se planteó ninguna consulta tributaria". Eso afirma Luis Tejeiro, que apenas sostiene haber "enviado a alguien" documentación relativa a la hipoteca de la Infanta, "por orden de Urdangarin".
Pero la verdadera sorpresa, para regocijo de Manos Limpias, ha tenido que ver con Namaste 97. Era la sociedad que tenía el exduque de Palma donde, como accionistas, figuraban su mujer y sus dos hijos mayores. En esa sociedad, previa al desembarco de Urdangarin en Nóos, estaba dado de alta personal doméstico que, por cierto, luego lo estuvo en Aizoon. Esto, según Manos Limpias, perjudica a la Infanta porque demostraría, por la teoría de la ignorancia deliberada, que la Infanta sabía desde antaño cómo operaba su esposo.
Siguiente golpe del hermano Tejeiro: esos empleados domésticos de Aizoon cobraban en sobres con cheques que se entregaban "a Iñaki Urdangarin". Este lo negó en su declaración, claro, pero la Infanta también (de las pocas cosas que expuso con rotundidad).

Los zascas de Luis Tejeiro han sido tales que ha provocado las risas en la sala durante los recesos. Algunos letrados bromeaban con Diego Torres sobre la 'suerte' que tiene con sus cuñados. El testigo declarante, por su parte, no parecía estar pasándolo especialmente mal. Tan relajado estaba que la presidenta del Tribunal, Samantha Romero, le ha echado la bronca como si de un colegio se tratase "Cállese, señor Tejeiro. Estamos en un juicio". Y Tejeiro agachó las orejas con la media sonrisa de quien sabe que la está liando.

Los 'indios de la pradera'

Entre otros testigos del día, le tocó el turno al experto en comunicación de Nóos. A quien contrataron por su experiencia para llevar el asunto del patrocinio del equipo ciclista Banesto por parte del gobierno balear. Juan Pablo Molinero, antes en PriceWaterhouseCoopers (PwC), describió perfectamente el carajal que suponían las contrataciones de trabajadores en Nóos. Molinero relató cómo escuchó por primera vez el nombre de Aizoon. Fue a través de una compañera, Vanesa Oleart quien, extrañada, le comentó que era esa empresa (y no Nóos Consultoría, donde trabajaba) quien aparecía como pagadora en su nómina. La explicación que encontró Molinero a eso fue también reveladora "estando detrás quien está, será por temas de seguridad".
Pero, sin duda, Juan Pablo Molinero ha descrito la tribu de Nóos donde "había dos jefes y, el resto, trabajábamos. Éramos los indios de la pradera". No había posibilidad de progresar hacia un mando intermedio en Nóos, lo que provocó su salida. Los "curritos", como llegó a decir, "no teníamos capacidad de decisión ni nada". Sólo dos personas controlaban y decidían todo: Diego Torres e Iñaki Urdangarin: "En Nóos no se movía un papel sin que lo supieran los jefes de la empresa".
Les recuerdo que el exduque dijo algo parecido, pero de la Casa Real. Muchos pies para el minueto.
Y eso que todavía no ha salido a la pista de baile Miguel Tejeiro. Cojan asiento.

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