17 de febrero de 2016

Diario Nóos. El alivio de la Infanta

Marco Antonio Tejeiro no tiene ningún interés en tirar piedras sobre el tejado de la Infanta. No lo necesita ni supondría para él una reducción mayor de la pena. Lo tiene claro desde que decidió tirar de la manta en 2014. Eso lo sabía el abogado de Cristina de Borbón quien, por primera vez en lo que llevamos de juicio, decidió intervenir para remarcarlo.
El "contable" de Nóos aseguró haber visto a la Infanta "dos veces en mi vida" y negó haberle entregado una factura, enviado algún mail o haber recibido/enviado orden de ningún tipo. Ajena a la toma de decisiones de Nóos y de Aizoon, donde Tejeiro también se dedicaba a recopilar facturas. Hasta ahí, todo bien. Todo dentro del guión previsto. Manos Limpias, que quiso barrer para casa, interpeló al "contable" por los tejemanejes dentro de la sociedad que comparten los exduques de Palma. Sacó a relucir las facturas y así descubrimos, en boca de Tejeiro, cómo eran los escoltas de estos los que se encargaban de entregar los tickets, que a veces adelantaban el dinero de los exduques, y que el matrimonio Urdangarin Borbón intentaba colar todo tipo de gastos, los normales y deducibles, y los que no: la compra de la saga de Harry Potter, un centro de flores para Julita Cuquerella, viajes privados (Safari por África incluído) o sesiones de peluquería. Los escoltas le entregaban el compendio de tickets grapado, algunos con las siglas "S.E." anotadas al margen ("Su Excelencia", aclara Tejeiro). Todo metido en un sobre y el "contable", con la firma correspondiente de Iñaki Urdangarin o Mario Sorribas, le entregaba el dinero a la secretaria personal del exduque de Palma, Julita Cuquerella. Los gastos se hacían con las dos únicas tarjetas VISA que registraba Aizoon: una para el uso de Iñaki Urdangarin y otra para el de la Infanta Cristina. 
Y entró Pau Molins en escena. Para despejar dudas, quiso que Tejeiro especificara cuántos gastos se cargaron a cuenta de la tarjeta de su defendida: "pocos", contestó el extrabajador de la sociedad. "Y recibió alguna vez alguna orden o gestión en Aizoon, algún requerimiento de pago o ingresos por parte de Dña. Cristina de Borbón?", inquirió Molins. "Nunca", finiquitó Tejeiro.
Y el último "capote" dejó en entredicho la declaración ante el juez del notario de Nóos. Como testigo, afirmó ante Castro durante la instrucción, que el tándem Torres-Urdangarin se sirvió de la Infanta Cristina como "escudo fiscal", como colchón de seguridad para que Hacienda no pudiera tocar sus actividades irregulares. Marco A. Tejeiro metió la muleta: "mintió" y explicó que fue por la enemistad que, ya entonces, había entre su hermano, Miguel Tejeiro, y dicho notario, Carlos Masía. Este declaró como testigo en 2013, y su declaración fue uno de los argumentos de peso para el juez Castro en su justificación para inculpar a la Infanta Cristina. Esta, por cierto, cuando declaró entonces y ante la pregunta del magistrado, ya declaró que ni le constaba "ni lo hubiese aceptado", y añadió, tajante, "casi me ofende, Señoría". 
Si la declaración del notario fue, efectivamente, inventada y provocada por esa enemistad con Miguel Tejeiro (al que, según su hermano, "amenazaron" para declarar a su favor en un juicio), disipa buena parte de dudas sobre la Infanta, además de complicar judicialmente a Masía, que habría incurrido, de ser así, en un delito de perjurio. 
El abogado de Diego Torres, arremete contra el "contable"
Marco A. Tejeiro era farmacéutico. No tenía más formación en contabilidad que un curso gratuito. "No tomaba decisiones", insistió. González Peeters, abogado de Diego Torres, intervino con su estilo habitual, intentando trastocar la tranquilidad imperturbable de Tejeiro. Sacó a relucir un currículo elaborado por el propio Tejeiro en el año 2008 en el que se definía, entre otras cosas, como director de Instituto Nóos. "Está inflado", reconoció Tejeiro quien, además, manifestó que fue Diego Torres quien se encargaba de adornar su tarjeta profesional con cargos en inglés con el fin de dar "una apariencia de la empresa más desarrollada".

El bloque valenciano
El interrogatorio de ayer se completó con el testimonio de Jorge Vela, exdirector general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CACSA) de Valencia. Con un tono "hostil", reprendido hoy por el Tribunal, respondió a las preguntas de la fiscal Ana Lamas, sobre los contratos de Nóos con la administiración valenciana por los que se embolsaron hasta 3,6 millones de euros.
Para él la Fiscalía pide 8 años de prisión. No está arrepentido, al contrario, defiende que los contratos- "eventos de patrocinio" y, por tanto, exentos de concurso, según él-, se ajustaron a los intereses públicos de CACSA y que, en todo momento, contaron con el visto bueno y supervisión de los servicios jurídicos que, según Vela, "son de lo mejorcito".  Las tres ediciones de Valencia Summit-que contaron, por cierto, con un canon pagado a Nóos para que se encargaran de su organización-, han sido justificadas por Jorge Vela por su éxito para la promoción de la comunidad y de CACSA. Las condiciones, ha contado Vela, le venían dadas del primer convenio que no negoció él. Vela ha descargado toda la responsabilidad en sus superiores: Elisa Maldonado, exdirectora de Gestión de CACSA, y en Luis Lobón, exsecretario de Turismo de la Generalitat Valenciana. "Todo tenía el visto bueno de la superioridad", sentencia.

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