15 de febrero de 2016

Diario Nóos. La clave: el contable

Marco Antonio Tejeiro tiene una voz casi inaudible. Un hilillo átono que sería imperceptible, de no ser por lo destructivo del contenido. Tan inexpresivo como aplastante en su discurso, aunque este se limite a un "no", "sí" o "todo ficticio".
Tejeiro empezó como contable, aunque poco a poco fue mutando en administrativo. Era el más débil y por eso la Fiscalía supo que, si alguien terminaba cantando, iba a ser él. Su testimonio es clave porque, como parte del meollo Nóos, explica en qué consistía el entramado. Las pruebas y los argumentos. Básicamente, había que cruzar facturas entre las distintas sociedades pantalla "para colarlas" a las administraciones, contratar trabajadores fantasma para conseguir subvenciones públicas y poner a salvo el dinero, a ser posible en paraísos fiscales. Esto último le costó Dios y ayuda a Tejeiro, que no sabe inglés. Por eso se hizo unos croquis que pasó a limpio, para empaparse bien de cómo se abrían las cuentas en Luxemburgo y Londres, qué ventajas tenía y cómo mover la pasta. Croquis que se fueron mostrando, uno a uno, en la maratoniana declaración que está prestando.

Horrach no ha terminado con él, para desesperación de muchos en la sala, -Alfonso Grau, exvicealcalde de Valencia, resopla y repite "esto es insoportable" desde su asiento de investigado, sin pudor alguno-. Nadie entiende por qué es tan minucioso en todas y cada una de las facturas, de los mails cruzados, de los croquis y los tachones. Ni el propio Tejeiro parece entenderlo, que pide, a veces con un atisbo de hastío, un descanso. Detrás, Diego Torres, menea la cabeza y taladra su Moleskine. Él sí se huele la tostada: que la maniobra pasa por culpar única y exclusivamente en Nóos a quienes eran los jefes "al 50%"; él (D. Torres) e Iñaki Urdangarin.
Pero la Fiscalía va más allá. Ninguno de esos papeles o facturas implican a la Infanta Cristina. Salpican, sí, a Aizoon, pero dejan al margen a la hermana del Rey. Esa es la otra jugada de Horrach, dar su golpe en la mesa para decir: "señorías (Tribunal y Juez José Castro), se salieron con la suya, pero de aquí no va a pasar". Eso parece. Que Tejeiro ha cavado la tumba de su cuñado y el exduque, pero que le dará alas a una Infanta que intuye (y su buen rostro, cada vez más relajado, lo demuestra) que de esta sí va a librarse.




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